El cuidado del medio ambiente no ha sido de preocupación y responsabilidad de las anteriores generaciones. Si bien es cierto se han empezado a impulsar políticas en pro de su cautela, no terminan siendo opciones sostenibles a largo plazo, que generen un efectivo impacto generacional y cultural. Por ello, es indispensable comenzar a construir una cultura de economía circular. 

La economía circular, no solo es un modelo de producción y consumo, sino que es, sobre todo, una forma y estilo de vida responsable que implica nuevos hábitos. Requiere de una transformación en la mentalidad del ser humano, en la forma en que produce los bienes y servicios. Este cambio debe ser promovido, impulsado y gestionado desde los factores externos del entorno, la política, la economía, el factor social, etc., e impuesto en los factores internos de las organizaciones.

La economía circular implica un sistema para minimizar la generación de residuos y optimizar el uso de recursos, que busca, en últimos términos, desterrar la lógica del “uso y descarte” y reemplazarla por un esfuerzo constante de maximizar la vida útil de los materiales el mayor tiempo posible. En términos económicos, la economía circular promueve el desarrollo, intentando que las empresas y organizaciones sean mínimos.

El pasado mes de abril, la Comisión Especial Multipartidaria del Congreso, encargada del seguimiento, coordinación y formulación de propuestas en materia de limitación de los efectos del cambio climático, se reunían con los representantes de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), quienes, a través de Gabriela Merino, gerente de sostenibilidad de la SNI, dejaron algunos indicadores sobre el crecimiento de este modelo en el país. 

La especialista señala que, en el Perú, tan solo 17% de empresas industriales cuentan con indicadores de economía circular. Además, detalló que las empresas identifican que hay brechas y barreras en la implementación de este modelo causadas por falta de incentivos y de intervención del estado para la transición en el modelo. 

Es evidente que las organizaciones y empresas requieren el apoyo del entorno externo para poder implementar este modelo de negocio circular.  También demandan de un rediseño de su cadena de valor interna. Por ello, toda iniciativa del Gobierno peruano, que apoye proyectos que impulsan la economía circular, es un paso importante. 

Esta idea no debe ser implementada tan solo en lo “macro”, sino que debe pretender crear cultura en la sociedad civil. Si cada peruano se encargara de gestionar su propia basura, tendríamos más responsabilidad en la cantidad que generamos.  Si bien es cierto, con esto no se pretende una utópica gestión individual de la basura, la cultura del reciclaje, la reutilización y la reducción de los residuos mediante el uso de la creatividad e innovación, está al alcance de todos.